Mirarte de lejos y verte andar,
perderme en tu risa, dormirme en tu boca
y como si nada, darte todo.
Tu voz como un ángel me acompañó
hasta en los lugares donde no quería,
mientras te pensaba, todo pasó.
Tus pasos caminan tan igual a mi
y vos sin saber porqué hoy estoy aquí.
Tus manos y hasta tu forma de ser
son marcas que están grabadas en mi piel.
Soy todo yo, el recuerdo más grande que tengo de vos
y descubrí que este tiempo ausente no supe quién fui.
Hoy vuelvo a encontrarme, tenerte de frente,
mirarme en tus ojos y así
poder ver a aquel que se me perdió
por esos caminos que nunca supe adónde van.
Letra y música: David Portillo Bianciotto